sábado, 16 de junio de 2012

Tiempo pasado siempre es deseado y con pena recordado.

 Dicen que todo tiempo pasado fue mejor , claramente dicho comparado con el tiempo de hoy se vivio mejor con Franco y el Franquismo que con la prostituida pseudo democracia mercantilista y vendida a el mejor postor extranjero internacional.
Los gobiernos desde que murio el Generalisimo no han hecho mas que destruir poco a poco la nacion que el les habia dejado en custodia.
Imponiendo a los Borbones en primer lugar hasta terminar en el espectaculo grotesco y repugnate del yernisimo Urdangarin, este se  pasea por la ciudad de Washington tranquilamente y con escolta,  y los Españolitos manteniendolo a cuerpo de "Rey" nunca mejor dicho con los impuestos que pagamos.  Nos van a subir el IVA en  unos cuantos puntos , recortaran aun mas las pensiones, la prestacion del paro la reduciran considerablemente, la sanidad, la educacion , las fuerzas armadas , las fuerzas de seguridad del Estado bajo minimos ya no tienen ni gasolina para desplazarse con los coches patrulla.
Estoy mas que seguro que los ciudadanos se merecen un mejor destino, no el que le estan imponiendo una panda de golfos, politicos ladrones de ambos partidos politicos ; ( gurtel y campeon ) ( blasco y fabra ) se llenen de millones dejando en el hambre a otros millones de ciudadanos Españoles.
Cuando una fábula se convierte en realidad, es que hemos perdido el norte en unos mundos relativos de los que no somos capaces de escapar. Hemos relativizado todas las dimensiones del hombre, desde la racional a la moral y de la política a la espiritual.
Nuevos líderes han querido asentar bases en España para la eternidad, los llamamos partidos políticos pero no dejan de ser élites de poder totalmente desvinculadas a cualquier idealismo de siglos pasados o del presente. Son los “buitres de ciudad” vestidos con chaqueta y corbata pero con un gran olfato , su hambre es tal que son capaces de comerse poco a poco vivos a los ciudadanos de este país, tan bobos estos ciudadanos que cualquier inepto como ZP les llegó a gobernar y que dan luego el poder a un opositor tan lamentable que cuando le ha tocado gobernar por “naufragio nacional” prefiere entregar la soberanía a la UE y al FMI mientras un grupo de buitres aficionados les aplauden.
Si en este país el tener éxito y mediocridad no estuviesen bailando siempre juntos, otro futuro tendríamos. El sector patriota,identitario,social-patriótico o como cojones ya lo queráis llamar las cabezas pensantes del sector, ha de hacer autocríticoa y ver que llevamos años perdidos en absurdos debates conceptuales que nos llevan siempre a no llegar a puntos comúnes. España necesita gente valiente y honrada con capacidad de liderazgo y no mendrugos cobardes que corren pidiendo ayuda a cambio de soberanía. España necesita un plan y ese plan es el que los españoles hemos de estructurar,por nuestro futuro y el de nuestros hijos, por eso sólo hay un camino, un nuevo proceso constituyente que lleve a un nuevo acuerdo social y que sea capaz de eliminar esa costra de mierda que ha creado el sistema del 78 en la sociedad española.
No es tiempo de pesimistas ni de acomodados, es tiempo de recordarles a esta inculta sociedad, que las revoluciones son cambios, que España necesita cambios pero sobretodo españoles con ganas de cambiar la situación .
Hemos de ser consecuentes y recordarles a la sociedad que otra España es posible, es una tarea difícil cuando hablámos de una sociedad que vive anestesiada por el poder consumista que don ladrillo y don euro les había dado en la última década.
Posiblemente en esta crisis ya estemos sufriendo algo histórico, las ciudades no son refugio en tiempos de crisis y las materias primas alimenticias a nivel mundial están al alza, por lo cual es muy posible que veamos gente regresar al medio rural en plena crisis.La gente no huye de los campos, huye de las ciudades y en muchos casos con gran acierto, primero comer y despúes ya veremos.
Ahora sufrimos las consecuencias de que una gran parte de la sociedad haya adoptado como religión el consumismo,como moral el exhibicionismo y como método de aprendizaje la TV y todo esto nunca hubiese sido posible sin aquella industria de borregos llamada LOGSE. que el PSOE nos metio entre ceja y ceja y que encima la mayoria de la sociedad  aplaudia hasta con las orejas.
Las vidas de películas se acabaron y la realidad toma posición ante una sociedad que se olvidó de que el esfuerzo es el mayor motor de progreso y no las ideas trasnochadas con las que hemos sido bombardeados en estos últimos lustros dando lo mismo por radio,tv,prensa escrita o digital…Aquel sueño consumista se ha convertido en una pesadilla y  sus consecuencias las estamos pagando y aun pasaran muchos mas años antes de que esto vuelva a coger un ritmo positivo, por eso estamos donde estamos pero ademas con la paralisis del analisis sin saber para donde ni como avanzar, esta vez el lodazal es mas fangoso y complicado que en los ochenta y noventa hay demasiado chorizo para tan poco pan y el tiempo apremia. Quiero compartir con vosotros una estupenda fabula de Armando Robles de Alerta Digital que ntitula:
                                                   
                                                   Érase una vez un pueblo y un jefe.

Érase una vez un pueblo, que superada una lucha interna dolorosa, había recuperado la paz. Con trabajo asiduo y bajo la dirección de un jefe que custodiaba con autoridad la libertad, para que no deviniera libertinaje, ese pueblo vivía reconciliado y tranquilo, próspero y respetado, sano y fuerte.
Murió el jefe. El pueblo que había seguido angustiado su larga enfermedad, acudió a despedirle. Se formaron colas interminables, de día y de noche, con frio y con escarcha, para inclinarse ante su féretro, orar por su alma y decirle, con los ojos húmedos, el último adiós.
Al día siguiente, los que cortejaron al jefe irrepetible, los que gobernaron con él, los que le juraron lealtad, llamaron a sus enemigos, a los causantes de aquel enfrentamiento duro, que el jefe, con valor en la lucha, y con paciencia luego, había superado.
Los falsos amigos del jefe y sus adversarios, reunidos en la tienda del consenso, acordaron volver a las andadas. El consenso impuso que el azul se vistiese de rosado y que el rojo se disfrazase, por el momento, de clarete, y que unos y otros, juntos o alternándose, ocuparan el poder.
Para la vuelta a las andadas era preciso embaucar al pueblo. Al principio no fue fácil explicar a ese pueblo que los planes de esos hombres no eran otros que cambiar el amor por el odio, la prosperidad por la pobreza, el orden por la inseguridad, lo autóctono por lo de fuera, el prestigio por el desprecio, la vida por la muerte…
Para hacer más fácil la metamorfosis, el ”consenso” recordó  la fórmula de los hombres blancos que llegaban a la costa, atracaban en la bahía y se acercaban al poblado feliz con bisutería, baratijas y quincalla. Con ademanes y sonriendo, esos hombres del “consenso” ofrecían de todo, con promesas de un paraíso inacabable, pidiendo, en trueque, el tesoro del pueblo, forjado con sudor a través de la historia y la experiencia.
La mesa directiva del consenso -rosados y claretes- adoptó la fórmula por unanimidad. Se acercarían al pueblo, le ofrecerían la quincalla de todas las libertades que, afanoso en su quehacer diario y en el respeto a unos principios morales, ese pueblo sano desconocía. La ignorancia y el oscurantismo a que les sometió el jefe que acababa de morir -gritarían incansables- le había vendado los ojos.
Cientos de charlatanes recorrieron el poblado, entraron en las casas, predicaron las excelencias de su mercancía, el extraordinario espectáculo de la sociedad nueva que surgiría, con su voto, inmediatamente después de la reforma. Sólo una papeleta con el ‘Sí’ -¡qué poca cosa!- y se abrirían las puertas del mundo desconocido y alegre de la Democracia y la libertad.
Y las gentes del pueblo, sugestionadas, alucinadas, anestesiadas, drogadas por el brillo de la palabrería fácil, por la sonrisa de los profesionales de la seducción, cambiaron el tesoro por las baratijas.
A cambio del derecho a la vida, entregaron la propia. Delincuentes sin escrúpulos y terroristas sin alma les arrebataron las suyas, sin piedad, rematándoles y huyendo; y especialistas en el aborto asesinaron impunes las vidas en gestación.
A cambio del derecho al trabajo, se quedaron sin él y tuvieron que mendigar el sustento.
A cambio del derecho al honor y a la libertad de expresión, quedaron injuriados, calumniados, difamados, sin ninguna posibilidad práctica de defensa.
A cambio del derecho a la educación, se vieron forzados a enviar a sus hijos a una escuela única, laica y mediocre, laboratorio de todos las ingenierías sociales puestas en práctica.
A cambio del derecho a la intimidad, se vieron rodeados de espías, de confidentes, de chivatos, de oídos atentos y a la escucha de sus conversaciones por teléfono.
A cambio del derecho de reunión, se vieron atados, heridos por manifestantes con odio, por grupos amotinados que rompían cristales, volcaban vehículos e incendiaban y destruían a su antojo.
A cambio de la igualdad ante la ley, se encontraron divididos, diseminados: en lugares preferentes, con todos los privilegios, los rosados y los claretes, con buenos sueldos, amnistías fiscales, prebendas de todo tipo; y aplastados por el desempleo, los impuestos y la injusticia, los demás.
A cambio del derecho a la libertad sindical, se estableció el monopolio de los sindicatos de izquierda, intocables, y se cerró la boca de los no izquierdistas, destituyendo a sus apoderados elegidos por votación.
A cambio del derecho de ser internacionalmente respetado, se recibió ofensa tras ofensa del exterior; se vertían los residuos atómicos en la proximidad de sus costas; se asaltaban sus fronteras, se volcaban sus camiones, se humillaba a sus obreros y se apresaban sus barcos.
A cambio del derecho a autogobernarse, surgió la insolidaridad y el odio.
A cambio de la libertad de los empresarios, se contrataron a millones de asalariados extranjeros, que relegaron al hambre a los naturales y convirtieron el poblado en vivero de criminales, violadores, integristas y parásitos portadores de toda clase de pandemias.
El pueblo mordió la manzana, se dejó engañar por el príncipe de la mentira -seréis como dioses”- al morder y masticar la fruta sonrosada y alucinante del liberalismo.
Y nos hemos quedado desnudos.
¿Pero quién nos invitó a comer la manzana?
Porque la propuesta del marxismo nos habría asustado. Era preciso poner en juego voces que fueran amigas. Y la mesa del consenso escogió las voces tentadoras: las voces azules que se tornaron rosadas, las voces amigas, conocidas, a las que era lógico prestar oído.
Y la reforma se convirtió en ruptura; y la Constitución en desastre; y las autonomías en separatismo; y las ciudades en antros africanos; y las familias, en cosa del pasado.
Moraleja: Supongo que ese pueblo al que va dirigido esta fábula no apoyará el conjunto de los males enumerados. ¿Seguirá entonces votando a quienes le han servido de fácil instrumento? ¿Escucharán de nuevo sus palabras engañosas? O, por el contrario, ¿se dará cuenta de que el mal, aunque sea menor, no puede engendrar nunca el bien y que el voto útil -por no ser ni consecuente ni honesto- que sacó adelante la Reforma y la Constitución, y que fue mayoría en las elecciones precedentes, nos ha traído el mal mayor que tanto nos acongoja?

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