miércoles, 28 de diciembre de 2011

El discurso Navideño del Rey brilla y convence.

Yo no soy monárquico, y no lo soy por nada en especial sino porque no comulgo con las ideas monarquías que me parecen trasnochadas y antiguas, mas bien rozando en lo arcaico, no llego a entender tanto boato y distinción en los tiempos en los que vivimos, hay demasiada aristocracia en este pais que agoniza y se muere, mientras unos lloran y pelean por subsistir con un sueldo de risa, haciendo frente a todos y cada uno de sus gastos, otros lo reciben calentito y bajo su condición de rey o príncipe gozan de multitud de servicios que pagamos los currantes es decir los de siempre.,Esta es mi idea, no es que yo tenga nada personal contra la monarquía, sino mas bien que no la hallo yo en nuestra forma de vida cotidiana, donde hay que luchar fuertemente por los garbanzos diarios, y estos cada vez son mas a mamar de la misma teta.
Dicho esto no dejo de reconocer que ultimamente la figura del Rey esta siendo para España un bálsamo que suaviza el gran escozor producido por el gobierno socialista que despues de tanto frotar nos ha dejado la economia y el trabajo en carne viva, el paro que asola a mas de cinco millones de ciudadanos y la incertidumbre, que rodea a la mayoría de ciudadanos crea un ambiente triste y apesadumbrado.,De alguna manera el monarca esta ejerciendo su trabajo como aliviador en una España enfrentada, en la que cada autonomia es como un hijo rebelde que pretende imponer su capricho determinado y de alguna manera la institucion monárquica sostiene esta España malherida y maltrecha que pugna por salir adelante despues de una larga enfermedad socialista.
 Después del discurso de Nochebuena del monarca, mis ideas se resquebrajan y me hacen cambiar mi opinión, aceptando que puedo estar equivocado, pero mi cambio de actitud no es por lo que dijo que era de esperar, sino el aplomo, la serenidad y la convicción con que lo dijo, me sentí reconfortado de tener un Rey con este aplomo y automaticamente me sentí súbdito de una gran corona como es la Española, por tanto no tengo mas que decirle a mi Rey que sea como el dice que medie y que defienda esos argumentos que libre su casa de gentes de dudosa reputación y exija a los politicos que cumplan ssu cometido con responsabilidad y honradez, y asi gente como yo que dudaban de la monarquía se sientan representados en este pais.
He estado leyendo un articulo escrito por Alfonso Ussía que habla del mensaje del Rey y redactado por su estilizada pluma nos manda un mensaje que no tiene desperdicio.
                                                                    
               PALABRA DE REY POR ALFONSO USSIA.

la grandeza de una nación que no puede entregarse al abandono tras haber luchado tanto para estar ahí
 No es necesario conocer personalmente al Rey para saber cómo es el Rey. Lleva 35 años dando la cara. Y estaba claro que no iba a obviar en su tradicional mensaje de Nochebuena el doloroso para Él y su Familia especialmente, y chirriante asunto de su yerno Iñaki Urdangarín. Se hacían apuestas, y me dicen que se pagaba 27 a 2 la mención en su discurso. No juego ni a la Lotería de Navidad, pero sabiendo cómo es el Rey pude hacerme ayer con unos buenos miles de euros. Enhorabuena a los afortunados. La Justicia es igual para todos. Vi al Rey más fuerte y seguro que nunca. Habló del paro inaceptable, de la juventud desesperanzada, de la generosidad de las familias que han asumido la durísima situación de los parados. El paro ocupó una gran parte de su discurso. Habló de la ETA, que sólo tiene una salida. Entregar las armas de una vez y salir de nuestras vidas y nuestras muertes. De las víctimas mortales, de los mutilados por el terror, de las familias condenadas de por vida a vivir con la tragedia. Habló de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, siempre leales y sacrificadas. Habló de la normalidad de la alternancia democrática. De la grandeza de una nación que no puede entregarse al abandono después de haber luchado tanto para estar ahí, en los espacios de un auténtico Estado de Derecho. Habló de los sacrificios que nos esperan a los españoles para salir de la crisis económica. Habló del Príncipe, que trabaja a su lado para completar la dura formación exigible a su Heredero. Y habló de su salud, felizmente recuperada, agradeciendo a cuantos se han interesado por ella en este año nefasto que afortunadamente se nos va. Y para decepcionar a los malintencionados, a los aferrados a los dos extremos ideológicos, habló de su problema, insisto, de su gran problema personal, que por el parentesco de su protagonista se ha convertido en un escándalo en el que algunos quieren involucrar a la Corona. La Justicia es para todos.
Sólo en una ocasión había visto al Rey tan decidido y desmelenado. Aquel año en el que no tuvo pelos en la lengua, harto de la ambigüedad de la Conferencia Episcopal Española ante la perversidad de uno de sus obispos, José María Setién, hoy emérito de San Sebastián, mucho más cercano con los terroristas que con las víctimas inocentes.
El Rey que nos habló en Nochebuena no sólo era una persona recuperada física y anímicamente, sino un decidido y esperanzado defensor de España y su futuro, de su libertad, de su capacidad de lucha y de su pujanza empresarial. Creo que utilizó un tono más institucional que coloquial.
No mutiló ni ideas, ni intenciones, ni pensamientos. Los críticos dirán que se olvidó de algunos aspectos que preocupan a la sociedad. Invito a los críticos que hablen durante quince minutos y abarquen la totalidad de los problemas.
Ahí está Fidel Castro, que soltaba discursos de cinco horas y no se refería a ningún problema de los cubanos, precisamente porque el problema era él. El Rey que nos habló en Nochebuena era un Rey conocido, fuerte y recuperado.
Y a los que perdieron su dinero por jugar en contra de la dignidad obligada del Rey, nada que decirles, excepto que trabajen un poco más durante un tiempo con el fin de recuperar el dinero perdido. ¡Viva España y viva el Rey! ¿Pasa algo?
   
                                      

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